Las conversaciones agradables
Kristin & Dannielle Dicen:
“Pasó un poco de tiempo antes de que me sentí agradable en hablar con mis padres sobre los encaprichados. No fue porque no quería hablar con ellos, ni que pensé que fue extraño, ni que me molestaron mis padres… sino porque nunca había hablado con ellos sobre los encaprichados. Cuando me preguntaron sobre mis encaprichados, en la realidad yo no tenía ni idea de qué decir o cómo tener esa conversación.” --Dannielle, de 28 años
Lo más importante es que su relación con su hija se quede tan similar como era antes de que declaró su sexualidad. Si antes de la declaración usted le empujaba y hacía bromas sobre los chicos lindos, ¡haga lo mismo para las chicas lindas! Si no hablaba de ese tema en el pasado, no es necesario convertirse en otro tipo de padre para demostrar su apoyo. Su hija es más intuitiva que cree, y el apoyo que ya ha demostrado es increíble y importantísimo para su entendimiento de su misma y de la relación entre padre e hija.
Si apenas declaró su sexualidad, es posible que ella solamente navigue un territorio nuevo. Es posible que no se sienta agradable sobre enamorarse de chicas, por eso hablar abiertamente sobre los encaprichados no siente natural para ella en este momento. También es posible que ella sea más privada y que prefiera mantener los encaprichados en secreto. Estas situaciones requieren un poco de tiempo y paciencia, pero hay que saber que usted no es un padre malo ni inaccesible si ella no quiere hablar con usted.
La mejor opción es que usted siga siendo su misma. Haga los mismos comentarios y preguntas que normalmente haría. Cuando un joven le declare su sexualidad a su familia, una de las necesidades más importantes es que mantenga un equilibrio mientras descubre su identidad nueva. Probablemente su hija va a hablar más con usted después de ponerse más agradable con su misma y después de unos años. Pero si de repente usted cambia su comportamiento y deja de hacer las preguntas que normalmente hace, es posible que ella vaya a pensar que usted no quiere hablar sobre los encaprichados.
Además, como probablemente ya sabe, estas conversaciones no tienen que ser muy serias. Es posible que tengan una conversación como ésta:
Usted: ¡Ella es linda!
Hija: Supongo que sí.
Usted: ¿Estás enamorada de ella?
Hija: Pues, no.
Usted: ¿O ella?
Hija: No.
Usted: ¿Ella?
Hija: Mamá, no.
Usted: ¿Por qué no ella?
Hija: ¡MAMÁ!
Tras toda la conversación, usted se siente (quizás) que su hija solamente quiere que deje de hacer las preguntas. En una nivel, es correcto. La parte complicada de esa conversación es que durante los pensamientos de “¡Ay, mamá!” que experimenta su hija, también ahora sabe que usted no ha cambiado y que la apoya y que la quiere.
En conclusión, haga las cosas que siempre ha hecho y permita que su hija tome el espacio y tiempo para desarrollar su entendimiento de su misma y su habilidad de comunicar sus sentimientos con usted. Finalmente, gracias por ser un padre excelente.
¿Como puedo apoyarlo mejor?